Tuesday, August 28, 2007


Murió Francisco Umbral



Provocador, esnob, indiferente, odioso, enigmático...

No puede decirse que su literatura haya trascendido: en realidad creo que nunca tuvo nada que decir que mereciera un libro entero. Los últimos (el autobiográfico no lo he leído) fueron execrables. Como periodista nunca dio una noticia, es cierto y así se lo recordaron muchas veces. Era fácil percibir lo epidérmico de su pensamiento social y político, voluble como el propio Umbral, a quien en mi opinión sólo dos cosas en su vida interesaron de forma continua: la literatura y él mismo. Quien haya seguido sus artículos durante décadas sabe de su inconstancia, su vanidad, su oportunismo. Él no lo negaba, se consideraba un dandy al estilo victoriano. Y los dandies sólo pueden tomarse en serio a sí mismos siendo siempre ellos mismos. Sin embargo en sus artículos cortos, sus divagaciones líricas sobre literatura o cualquier otro asunto, cautivaba con una prosa única, pulida hasta el narcisimo pero espontánea, vivaz, riquísima, casi sin par en los últimos 50 años. El sentido del humor cáustico, incluso la chocarrería ocasional, la mala leche en suma, eran reflejo de una personalidad hermética que sólo se desbordaba al escribir. Umbral vivió años difíciles en su infancia, nunca conoció a su padre, hubo de arrastrar el complejo de no tener educación universitaria, perdió a su pequeño hijo, el único ser a quien quiso probablemente. Alguien dijo que era un hombre que padecía "cáncer de alma".

Franciso Umbral me proporcionó la primera impresión, hace ya muchos años, de que la escritura podía ser un arte plástica y hedonista. Pocos han sido capaces de escribir tan bien sobre los asuntos más banales. El arte por el arte. ¿Desperdició su talento? Qué puedo decir. Me gustaba como escribía hasta cuando habria hecho mejor en no escribir.

Hasta siempre, maestro

Thursday, August 16, 2007

La televisión no está entre mis aficiones de ningún tipo, ni friquis ni normales. La detesto, la veo menos en general que la mayoría de la gente, sobre todo desde que me acostumbré a prescindir de ella cuando estuve trabajando un año en Zaragoza. A mí no me parecía nada anormal hasta que tuve esta conversación telefónica con un amigo:



- Pues a mí me trasladan ahora a Lugo para hacer un encauzamiento y estoy negro buscando un piso.

- Ya, es un coñazo. No creo que Lugo sea caro, pero igual topas con el típico casero rata que te da el piso con los muebles y gracias. El mío en Zaragoza no tenía ni cortinas, ni cubiertos ni televisión...

- Joder, sin tele, te habrás tenido que comprar una...

- No, qué va. Ya llevo 4 meses sin ella y tan pancho.

- Estás de broma.

- Pues no, tío, no tengo tele y me da igual.

- Pero tronco, ¿vives sólo y sin tele? ¿Qué coño haces en casa después del trabajo?

- Pues llego tarde, me tengo que hacer la cena y no me queda tiempo para echarla de menos, tío, leo, oigo la radio y música.

- Dime que te lo estás inventando, ¿qué es eso de que oyes la radio? Joder, eso de friquis.

- Jaja, vete a la mierda.

- Oye, que si es necesario te regalo una, eh, cualquier cosa menos dejar que te vuelvas un majara que oye la radio.



Y así mucho rato.

Pues al final estuve todo un año sin televisión.

La gente está acostumbrada a tenerla puesta desde que se levanta, mientras come y cena, hasta que se duerme en la cama, todo el santo día con el contrapunto mongoloide de la publicidad, el torpe balbuceo periodístico y las ventosidades de los programadores: pura polución sonora. Vivir sin televisión es reivindicar el derecho al silencio, a llenar el silencio como uno elige, a la reflexión, la lectura.

Pero el silencio pone nerviosa a la mayoría de la gente (sobre todo a las mujeres), el que reflexiona puede volverse loco y el que lee o escucha música a solas se evade y rechaza a los demás (no así quien pasa horas con ojos de besugo ante la pantalla)

¡Apagad la tele!

Monday, August 13, 2007

He estado en la Feria

Sólo expresar mi alivio por haber constatado que la provincia tiene asegurado el relevo generacional de los gremios de portero y gogó de discoteca, (porno)chacha, repartidor de butano, telepizzero, matón de barrio, camarera calentona y conductor de coche tuneado.