Monday, October 15, 2007

Madrid, Madrid, Madrid





Algún día hablaré en profundidad sobre mi manía a Madrid, que ha sido fuente de no pocas disputas con amigos míos. Esta vez me centraré en uno de sus aspectos, que es el gastronómico, en concreto por qué detesto salir de cena en Madrid.



Comer fuera en Madrid es más caro que en toda España, quizá, por lo que se dice, con la excepción de Euskadi. Parece inconcebible comer bien (de mesa y mantel) por menos de 30 euros, en cualquier sitio te pueden meter un bolo como merluza congelada, cada vez ponen tapas en menos sitios y habitualmente las cutres patatas o aceitunas de bote, por no hablar de los atracos en los restaurantes de nuevas tendencias.



Sin embargo lo que más me saca de mis casillas es la desvergüenza exhibida en los restaurantes y bares de las zonas turísticas como la Plaza Mayor y similares. Este fin de semana cometimos el error de buscar algún sitio en Calle Arenal, al lado del Teatro Real. En medio la marabunta de trampas para guiris a precio de oro y cartas que sólo ofrecen bocadillos de jamón, tortilla de jamón y jamón con jamón, intentamos entrar en "La Panera", un restaurante asturiano. Eran las 23:15 y al parecer no había problema en subir a la segunda planta para cenar. Sin embargo en el momento de dirgirnos a las escaleras nos detuvo un camarero malencarado y de peores modos pegando voces: "¡Si van a tomar raciones TIENEN QUE PONERSE EN LA BARRAAAA" Con la misma rapidez salimos de allí. Tomad nota, "La panera". Que les dure su buena educación, oigan.

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